Hera World~ [Afiliación normal]

En un tiempo remoto, en el que la Tierra era sostenida por la fuerza de los Dioses y se llamaba Hera; vivían 2 razas: Las Valkirias y los Demons, que no vivían en armonía, que digamos.

• Las Valkirias se encargaban de que los humanos de la tierra que se les había asignado, prosperasen.
  
• Los Demons se encargaban de lo contrario, de tentar a los aldeanos de esa tierra a que hiciesen malos actos tales como el robo, el ultraje, el engaño, la infidelidad...

Las Valkirias vivían en un lugar llamado Jiven. Allí permanecían alerta observando desde el actual cielo -que era donde estaba el Jiven- a su tierra asignada. También estaban allí las deidades que aún vivían en esos tiempos. Las que no, tenían aún su alma guardada en sus respectivos monumentos que las Valkirias adoraban.
Los Demons vivían en el Énfer, situado en lo más oscuro del mundo subterráneo; el infierno hoy en día.

Un apocalíptico día, una de las Valkirias se da cuenta de que ocurre algo raro en su tierra asignada, los humanos que allí vivían estaban locos corriendo de un lado a otro destruyendo todo a su paso y dirigiéndose al Bosque Sagrado -que los aldeanos no sabían que era mágico-. Pensando que habían sido los Demons, el Dios Supremo decidió convocar una reunión general con los Dioses del Jiven y los Dioses del Énfer.
Los Dioses del Énfer declararon no tener absolutamente nada que ver. Por supuesto, los Dioses del Jiven les creyeron, ya que los Dioses del inframundo estaban bajo juramento del libro Supremo de Hera.

Entre tanto, los humanos ya habían llegado al Bosque Sagrado y se preparaban para destruirlo.
Cuando de repente, ven una luz cegadora desde lo más alto del cielo. Era tan resplandeciente que no podían siquiera abrir los ojos para saber quién emitía tal luz.
Empezó a bajar una, aparentemente, mujer -ya que solo podían ver apenas una sombra-. Esa mujer era, sin lugar a dudas, la Diosa Suprema de Hera; Rusla.
Pisó el suelo con su pie izquierdo y luego con el derecho mientras los aldeanos se quedaban atónitos ante tan preciosa figura llena de metal hasta las cejas, ya que su armadura completa -incluyendo botas-, escudo, espada y casco eran de hierro forjado.

- ¡¿Quién osa a interrumpir mi descanso?!

Solo se escuchó el eco de su voz alejándose entre los árboles y rocas que allí habían.

- ¡¡He hecho una pregunta!!

Estaban todos tan muertos de miedo que solo podían quedarse con la boca abierta contemplando cada milímetro de su escultural cuerpo.

- Muy bien... Entonces... ¿¿¡¡Qué ibais a hacer en el bosque!!?? ¡¡No estariaís pensando en destruirlo!!, ¡¿verdad?!

Uno de los aldeanos se atrevió a dar un paso adelante y decir:

- P-pu-pues mi-mire usted... No-nosotros solo que-queríamos cum-cumplir las ó-órdenes de nuestro di-dios.

- ¡¿Se puede saber qué Dios manda a destruir un Bosque Sagrado lleno de magia negra y blanca?!

Rusla estaba realmente enfadada y el aldeano no hacía más que tartamudear por el respeto que imponía ella.

- N-nos ha-a dicho-o que destruya-amos el bo-osque para que nu-nuestras a-almas lle-lleguen al me-mejor lugar cuando de-dejemos e-este mu-mundo.

Ya un poco más confiada y con su ceja izquierda acentuadamente levantada, respondió:

- ¿Ah sí? ¿Y os ha dado el nombre vuestro "dios"?

- N-no. So-olo nos ha-a di-dicho que es un D-demon.

Cómo me imaginaba, los Demons están metidos desde la cabeza hasta los pies en esto. Tendrán su castigo, entonces.

- Hmm~ Así que un Demon, ¿eh? Muy bien, que sepáis que los Demons son la mayor escoria que existe. Os incitan a hacer maldades como robar o engañar. Para ello están las Valkirias, que son un grupo de mujeres celestiales que os incitan a lo contrario, a llevar un buen camino ejerciendo buenos actos como ayudar. ¿Os queda claro?

No se oyó si no el tenue -ya que había hablado sin gritar- eco de su voz.

- HE DICHO QUE SI ESTÁ ¡¡¡¡CLARO!!!!

- S-s-sí...

- ¡¡NO OS OIGO!!

- ¡¡¡Sí!!!

- Perfecto, entonces. Volved a vuestros hogares y por la mañana intentad reconstruir lo que habéis dañado.

Los aldeanos se fueron poco a poco yendo del Bosque.
Cuando ya no quedaba nadie allí Rusla se fue al Énfer, en busca de los Demons.
Para su sorpresa, aún seguían allí. Hmm~ Esto es muy raro... ¿No huyen? Hmm... Tendrán algún plan, seguro.
Rusla se dirigió al Dios Supremo de los Demons intentando hacerle entrar en razón para llegar a un acuerdo sin castigos... Mas fue en vano, ya que este la echó, sin pensárselo dos veces, del Énfer.

Estaba TAN enfadada que hizo una bola gigante, enorme, descomunal, inimaginable y fue volando hacia atrás y más y más atrás, sin perder de vista el Énfer.
Entre las tinieblas solo se veía la gran luz que despedía esa gran bola de hielo.
Con todas sus fuerzas, Rusla lanzó la bola hacia el Énfer, donde los Demons ya habían salido al ver tanta luz -raramente vista allí-.

La explosión fue descomunal e indescriptible. Desde el Jiven observaron un destello de luz que, por supuesto, no tenía ni punto de comparación con el gigantesco haz de luz que observaron los, ahora, petrificados Demons.

- Así aprenderán...

Rusla estaba claramente satisfecha con su acción y voló enseguida al Jiven para contar la noticia.

Al llegar, no tuvo tiempo ni de respirar de tantas Valkirias que se le echaron encima para averiguar qué había pasado.
Dificultosamente, Rusla se abrió camino entre la multitud para llegar hasta el Dios Ragnarök.
Contándole la noticia, Rusla había terminado aquí su misión.

- Muchas gracias Rusla. Te debemos nuestra vida eterna. Por favor, si algún día te hacemos falta, no dudes en llamarnos. Por supuesto, te haremos el mayor de los monumentos, aunque ya tengas uno. Haremos 2 ó 3 más, trabajaremos día y noche si hace falta.

- No hay de qué... Ya sabes que siempre he estado del "lado de los buenos" -ríe-. Gracias a vosotros por hacer tan buen trabajo y seguir inculcando el arte de las Valkirias.

Terminando de hablar, se despidió y emprendió su vuelo hacia un lugar secreto e impronunciable.

Con el trabajo que había hecho Rusla, las Valkirias pudieron seguir con su vida sin que los Demons las molestasen, durante siglos y siglos... Hasta hoy.

- Nos encontramos frente el mítico Bosque Sagrado de las leyendas de nuestros antepasados. Cazadores de la zona nos han informado de nubes de humo negro raramente visto. Más bien nunca visto. Ni siquiera el humo de las fábricas es tan negro.


Zzzzpprprppzzzrprpprp


- Te-e-mos- in-ter-encias... Se-imos las m-estias... Se-u-mente es p-r el hum-mo. U-un mo-ento. ¿¡Qué e e-o!?

De repente empezó a salir del humo una forma de... ¿hombre?
Era una forma deforme, pero tenía más forma de hombre que de otra cosa.
Se escuchó decir a la reportera: ¡Grábalo todo, Gerardo! ¡¡Esto es una exclusiva segura!!

Y se cortó la emisión. Nadie sabe lo que pasó ese día...
Bueno, al menos desde esa fecha nadie volvió a pisar el Bosque Sagrado...

¿Te atreves tú a adentrarte en él? ¿O prefieres quedarte en lo seguro de tu hogar?
Tú eliges; bien o mal. Jiven o Énfer. Aventura o calma.